La generación del 27 es un grupo importante de autores españoles que redefinieron a la literatura durante el siglo XX. Una de las figuras más importantes de esta agrupación es Federico García Lorca, un referente literario mundial. Sus obras son clásicos en la actualidad. Federico destacó por su trabajo en la poesía y en la escritura de teatro, con gran influencia y notoriedad en su época.
Entre sus amistades, destacaban gigantes en el mundo del arte como Luis Buñuel y Salvador Dalí, con quien tuvo una disputa que terminó en un distanciamiento entre los artistas.
Lorca demostró su pasión por la literatura desde una temprana edad, incentivado por su madre, una maestra de escuela.
A pesar que la crítica y el público lo aclamaban en muchas ocasiones. Ciertas obras de Federico García Lorca se recibieron con desagrado por el contenido controversial incluido, que hoy en día se señala como revolucionario. Aun así, Lorca contó con una trayectoria impresionante, celebrada durante sus años de vida.
Actualmente, décadas después del fusilamiento del autor en la Guerra civil española, su obra sigue siendo aplaudida por literarios a nivel mundial.
A continuación, te presentamos una breve descripción de las 3 obras teatrales más destacadas escritas por Federico García Lorca. Sigue leyendo para conocer todo acerca de estas historias peculiares.
3 obras teatrales más destacadas
Bodas de sangre (1933)
Con más de una década de experiencia como escritor de teatro, Federico García Lorca finaliza su obra Bodas de sangre en 1931, sin saber que dos años más tarde, se convertiría en una sensación teatral en España.
La obra se representó por primera vez el 8 de marzo de 1933, en el notorio Teatro Beatriz madrileño.
Relatada con estilo poético, Bodas de sangre es una tragedia enfocada en el dilema entre la vida y la muerte, con la incorporación de elementos ancestrales tales como mitos y leyendas.
La sensación trágica que envuelve a esta obra de inicio a fin, evidenciada en el trasfondo de cada uno de los personajes, encantó a los críticos del teatro, aclamando a Lorca.
Bodas de sangre plantea al amor como la principal fuente de esperanza que puede vencer a la muerte. La historia tiene claras referencias a tradiciones típicas de Fuente Vaqueros, la localidad natal del autor.
Está llena de elementos simbólicos de representación trágica, específicamente el cuchillo y la navaja, que anuncian la muerte en la obra.
El simbolismo de Bodas de sangre también está presente en los aspectos naturales de la producción teatral, evidenciados mediante los paisajes de la obra, sobre todo en relación a la luna.
Desde su publicación, Bodas de sangre se ha adaptado numerosas veces, tanto en el teatro como en la pantalla grande, con cuatro películas exitosas basadas en la obra.
Yerma (1934)
Poco después del éxito de Bodas de sangre, Federico García Lorca escribe una nueva historia titulada Yerma, que tiene como tema central la respuesta ante la represión de ser madre.
La figura titular protagónica lucha con su maternidad y en contra de los conceptos socialmente asociados a ser madre. Lorca demostró su experiencia escribiendo tragedias con esta obra, con la muerte cumpliendo un rol esencial en la historia.
Los elementos míticos presentes en Bodas de sangre también regresan en Yerma, pero esta vez orientados al retrato de la protagonista como una mujer que se enfrenta a la opresión social con seguridad en sí misma.
La simbología empapa a esta obra, con la presencia de un conjunto de elementos que denotan emociones o situaciones que los personajes atraviesan durante la historia.
Entre ellos, destacan el agua a través de la lluvia o la fuente, representación de fecundación; la leche, que simboliza la esperanza del embarazo; y las flores, como símbolo de la alegría de ser madre.
La casa de Bernarda Alba (1936)
La casa de Bernarda Alba completa lo que se conoce como la trilogía lorquiana, se trata de la última obra de esta lista, que a pesar de ser escrita en 1936, no se llevó al teatro sino hasta nueve años después.
Esta tragedia se centra en una mujer viuda por segunda vez, quien pasa casi una década de su vida sumergida en un profundo dolor. Lorca retrata perfectamente el contraste entre el luto de la mujer y la indiferencia de la sociedad ante su dolor.
