Augusto Roa Bastos, fue el escritor paraguayo más importante del siglo XX y también fue uno de los más exitosos novelistas de la literatura hispanoamericana. Augusto Roa nace en La Asunción, Paraguay el 13 de junio de 1917. vivió su infancia en la ciudad de Iturbe, sitio que inspiró muchas de sus creaciones.
En 1932 huyo de casa para unirse al ejército durante la Guerra del Chaco. En 1936 trabaja en como periodista de El País, del que más tarde fue director. En 1940 comenzó lo que sería la renovación poética paraguaya de la década. En 1944 se dirigió a Gran Bretaña por invitación del British Council.
Estuvo trabajando como corresponsal de su periódico y de la BBC en Londres, donde llego a ser el primer locutor de nacionalidad paraguaya. Al poco tiempo de regresar al país, se vio obligado a exiliarse tras la Revolución de 1947. Se ordenó su arresto, lo que lo obligó a vivir en el exterior por más de cuarenta años, de los cuales los primeros treinta los pasó en Buenos Aires.
En Argentina sobrevivió sin dejar a un lado jamás su actividad literaria. Posteriormente, trabajó como cineasta, dramaturgo, periodista y profesor en varias universidades de América Latina.
Luego de un tiempo Augusto Roa Bastos escribe Yo el supremo, su obra maestra y uno de los platos fuertes de la literatura castellana contemporánea; en el que cuenta el relato de José Gaspar Rodríguez Francia, quien fue dictador de Paraguay durante 26 largos años.
La obra maestra más importante de Augusto Roa Bastos
Entre las obras más importantes que realizó Augusto Roa Bastos se destaca como principal Yo, el supremo, considerada la obra maestra del escritor. Más de una vigésima de títulos entre novelas, cuentos, obras de teatro y poemas conforman su obra, la misma ha sido traducida a veinticinco idiomas.
Es en su ciudad de nacimiento donde toma conciencia de su condición de bilingüe: «Es de este equilibrio entre la cultura hispano-guaraní que debe surgir la literatura paraguaya del futuro».
Yo, el supremo (1974)
Su obra maestra Yo, el supremo es una de las obras representativas del pensamiento político: la historia en un texto de ficción, un reflejo en la imagen del dictador que ha sido comentada por escritores como Miguel Ángel Asturias o Alejo Carpentier, García Márquez o Vargas Llosa, pero la tradición del dictador como sujeto se toma de la novela fundacional Tirano Banderas, de Ramón del Valle-Inclán.
La dificultad formal de esta ilustre obra nunca es una frivolidad textual, sino una exigencia de la complejidad del ser humano y moral que debe vivir. Su enredo es todo el tiempo una metáfora de una operación de poder kafkiana y perversa. La ceguera del poder, el terror y la demencia suicida son algunos de los centros temáticos que han marcado la obra y la vida del escritor.