Herman Melville, uno de los autores mĂĄs venerados de la literatura americana y universal, no tuvo en vida el reconocimiento que mereciĂł. Entre las variadas actividades que ejerciĂł ÂademĂĄs de marinero, fue profesor, granjero, e inspector de aduanas en Nueva York se encuentra la de conferenciante, faceta poco conocida en su historial literario, y que nos dejĂł los tres deliciosos textos que reĂșne este volumen, cuyo hilo conductor es el viaje: Viajar, Los Mares del Sur y Estatuas de Roma,.
Viajar, el primero de ellos, es una pequeña e inestimable introducciĂłn al viaje, que nos habla de sus grandezas y servidumbres, de la filosofĂa con que debe acometerse. En Los Mares del Sur, el viajero impenitente que recorriĂł el PacĂfico y profundizĂł en Ă©l como pocos, hace un canto a esa inmensa extensiĂłn de aguas apenas poblada y tan llena de historia; rinde tributo a los pioneros españoles que lo descubrieron y colonizaron, y nos habla de su propia historia como navegante, experiencia que dio lugar a obras inolvidables. Melville, gran amante de Italia, reflejĂł en Estatuas de Roma, una faceta menos conocida pero no poco importante en su obra: su admiraciĂłn por la civilizaciĂłn de Roma, por su cultura y su arte, al que homenajea aquĂ magistralmente con un personal recorrido por las estatuas de la ciudad eterna y las villas que la rodean.




