A Robert Neville le resultaba difĂcil recordar cuĂĄnto tiempo llevaba asĂ. Encerrado cada noche en su casa, sĂłlo podĂa esperar a que la llegada del amanecer los hiciera volver a sus escondrijos. Las noches les pertenecĂa, podĂan torturarle tanto como quisieran lanzando piedras, gritando, provocĂĄndole para que saliera. A veces la soluciĂłn parecĂa muy sencilla: obedecer y salir, acabar con todo de una vez, morir o quizĂĄ convertirse en uno de ellos y vagar eternamente a la bĂșsqueda de sangre.
nPor la mañana todo volverĂa a la paz habitual. La ciudad serĂa nuevamente un desierto de edificios vacĂos azotados por las tormentas de arena, podrĂa circular a sus anchas y abastecerse de vĂveres y combustible, tropezarĂa con el cadĂĄver de alguno de ellos. Si los sorprendĂa medio moribundos, Neville sabĂa lo que tenĂa que hacer entonces: clavarles una estaca justo en medio del pecho, olvidarse de que algĂșn dĂa, antes de que los efectos de la guerra bacteriolĂłgica los hubiera convertido en vampiros, fueron personas como Ă©l. Pero la noche caĂa muy pronto, debĂa darse prisa en regresar: volver demasiado tarde a casa significarĂa el fin. AllĂ estarĂa a salvo, rodeado de espejos, ajos y aquellos elementos que la supersticiĂłn proponĂa para combatirlos. IronĂas de la vida, el mito habĂa vencido a la ciencia, impotente para dar una explicaciĂłn de lo que ella misma habĂa creado. Y Ă©l, Robert Nevilleâ, habĂa sido el elegido para comprobarlo, para dar fe de la derrota de la humanidad, porque Ă©l era, sin duda, el Ășltimo ser humano sobre la faz de la tierra.

Soy leyenda
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A Robert Neville le resultaba difĂcil recordar cuĂĄnto tiempo llevaba asĂ. Encerrado cada noche en su casa, sĂłlo podĂa esperar a que la llegada del amanecer los hiciera volver a sus escondrijos. Las noches les pertenecĂa, podĂan torturarle tanto como quisieran lanzando piedras, gritando, provocĂĄndole para que saliera. A veces la soluciĂłn parecĂa muy sencilla: obedecer y salir, acabar con todo de una vez, morir o quizĂĄ convertirse en uno de ellos y vagar eternamente a la bĂșsqueda de sangre.
nPor la mañana todo volverĂa a la paz habitual. La ciudad serĂa nuevamente un desierto de edificios vacĂos azotados por las tormentas de arena, podrĂa circular a sus anchas y abastecerse de vĂveres y combustible, tropezarĂa con el cadĂĄver de alguno de ellos. Si los sorprendĂa medio moribundos, Neville sabĂa lo que tenĂa que hacer entonces: clavarles una estaca justo en medio del pecho, olvidarse de que algĂșn dĂa, antes de que los efectos de la guerra bacteriolĂłgica los hubiera convertido en vampiros, fueron personas como Ă©l. Pero la noche caĂa muy pronto, debĂa darse prisa en regresar: volver demasiado tarde a casa significarĂa el fin. AllĂ estarĂa a salvo, rodeado de espejos, ajos y aquellos elementos que la supersticiĂłn proponĂa para combatirlos. IronĂas de la vida, el mito habĂa vencido a la ciencia, impotente para dar una explicaciĂłn de lo que ella misma habĂa creado. Y Ă©l, Robert Nevilleâ, habĂa sido el elegido para comprobarlo, para dar fe de la derrota de la humanidad, porque Ă©l era, sin duda, el Ășltimo ser humano sobre la faz de la tierra.
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| Autor | |
|---|---|
| Estado | Bueno |
| NĂșmero de pĂĄginas | 192 |
| Editorial | Booket |
| Idioma | |
| ISBN | 9788445076729 |



