«En agosto falleciĂł mi hija. Se llamaba Olalla y estaba a punto de cumplir veinte años. La policĂa dijo que fue un accidente de trĂĄfico…»
El diario de la joven Olalla parece indicar que fue drogada y violada… Ese año 2012 fue sangriento y apocalĂptico, a pesar de que no acabĂł el mundo. Fue tambiĂ©n el año del Costa Concordia, de los terroristas solitarios, de los asesinos compulsivos y, ademĂĄs, el año mĂĄs maldito de Olalla, el personaje que flota como un destino y una atmĂłsfera a lo largo de esta novela. La detective Ăgata Blanc lleva a cabo su investigaciĂłn en un Madrid decadente que la conducirĂĄ a lĂmites que no imaginaba y que la enfrentarĂĄ a extrañas dimensiones de la vida y de la muerte. Esta ciudad, que años atrĂĄs fue sĂmbolo de la prosperidad y la abundancia, parece ahora sumida en una depresiĂłn propia de la posguerra. Todos los elementos de nuestra Ă©poca se entrelazan en esta novela: la bĂșsqueda incesante del placer sexual, las drogas, las pĂ©rdidas de conciencia, la corrupciĂłn, los desahucios y el espĂritu de la venganza, fundamentado en un problema existencial: no es posible respetar a los verdugos.




