Amparo Miranda, una exitosa diseñadora de modas con sede en Nueva York, vuelve a la ciudad de provincias que abandonĂł cuarenta años atrĂĄs, una de esas ciudades «donde la vida marcha a otro ritmo, como entre un pasado que ya no gusta y un porvenir sin dibujar». Amparo, de origen humilde e hija de soltera, no ha regresado corroĂda por la nostalgia ni tampoco para exhibir sus triunfos ante aquellos que nunca la aceptaron. Quiere, por el contrario, pasar desapercibida: viene a mirar, a intentar recomponer a solas un discurso que quedĂł interrumpido, a introducir palabras en una historia de silencios.
Pero durante la semana que pasa en la ciudad, allĂ estĂĄn ocurriendo otras muchas cosas, desarrollĂĄndose otras conversaciones, trenzĂĄndose el destino de otras gentes. Con unas se tropieza Amparo, otras no inciden en su deambular, pero ese batir simultĂĄneo de escenas que se reflejan fugazmente unas en otras despoja a la visitante de un protagonismo que Carmen MartĂn Gaite reparte armoniosamente entre cada uno de los seres que van poblando los diferentes capĂtulos. El logro mĂĄs llamativo es que ninguno resulte accesorio.Â
La piedad por los humildes, la ausencia de juicios de valor, ese humor nunca corrosivo basado en el dominio del lenguaje coloquial, que ya resplandecĂa en los primeros cuentos de la autora y en su novela Entre visillos, la atenciĂłn penetrante a los gestos y ademanes que van configurando a los personajes, a travĂ©s de cambios casi imperceptibles, cimentan con una solidez que es «marca de la casa» esta caudalosa y deslumbrante novela.
La peripecia de Amparo Miranda, remontando el curso de su vida, se implanta en esa visita al presente, al que se adhieren una serie de historias anudadas por un hilo resistente y sutil.Â
Un libro, en fin, que se ofrece a los lectores como un cuadro del Bosco, donde resultarĂa insatisfactorio aislar un fragmento porque la sabidurĂa estĂĄ en el difĂcil -aunque aparentemente ligero- engarce del conjunto.
