El squirrel

El jardín o el huerto familiar es el lugar ideal para apreciar el cultivo sin venenos y poder saborear y admirar frutos y plantas autocultivadas con la tranquilidad de no exponernos a sustancias tóxicas. Es asimismo el escenario principal donde se desarrolla la acción de este relato infantil de la escritora alemana Luise Rinser.

La novela se dirige a niños de entre 8 y 11 años y cuenta la aparición de un espíritu de la naturaleza en el jardín de los niños Simón y Sonja, a los que enseña modos más respetuosos de trabajar la tierra y tratar a las plantas y los seres vivos que les rodean.

Con esa criatura, a la que llaman Squirrel, un fauno, la novela recupera a los seres o fuerzas de la naturaleza que aparecían en los cuentos y leyendas tradicionales, y que en la antigüedad generalmente se asociaban a lugares, fenómenos naturales o árboles. Hoy en día, siempre que en los cuentos aparecen estos seres de la naturaleza, aparecen confinados en los pocos espacios naturales no contaminados y se muestran quejosos del desarrollo descontrolado y el comportamiento de los humanos.

Las enseñanzas de Squirrel a los niños incluyen desde la aplicación del purín de ortigas al control biológico del pulgón con mariquitas; desde el correcto tratamiento del suelo al retorno de los nutrientes y la fertilidad a la tierra en un ciclo en el que no hay «muerte» como tal; desde la consideración de los ciclos lunares para el crecimiento y curación de los frutales al conocimiento de las plagas del jardín como los topos o los ratones. Un exquisito manual para aprender a valorar su posible papel beneficioso, o métodos no invasivos para evitar estas criaturas del jardín donde no deben estar …

Estas enseñanzas parecen en algunos casos licencias casi poéticas de la escritora, ya que todo el relato presenta un tratamiento inocente y benevolente de amor y respeto hacia la naturaleza, en la línea de los primeros ideales ecologistas. Sin embargo, en general se trata de prácticas de la agricultura ecológica o de la producción integrada habituales hoy en día, y como tales sólo incita a que las pongan en marcha los niños en su jardín. Además, se muestra la situación opuesta, personificada en la actitud del vecino que, como ellos mismos dicen, utiliza «venenos» en el jardín.

Durante la acción también se trata el paso de la infancia a la edad adulta pero sobretodo, a lo largo de toda la historia, permanecen en clara oposición el mundo adulto, dedicado principalmente al trabajo y con una actitud apresurada, y el de los niños, caracterizado por el aprendizaje, la capacidad de observación y la sensibilidad hacia lo que les rodea. Un ejemplo de ello es la incapacidad del padre para estar en el jardín «sin hacer nada», cuando es uno de los quehaceres favoritos de la niña: estar en el jardín simplemente observando.

En definitiva, una novela sensible y poética, con algunas nociones o conceptos raramente tratados en lecturas destinadas a los más pequeños, y que puede agudizar la percepción del lector infantil respecto a la sociedad y la agricultura actuales, y estimular una actitud más consciente con aquello que le rodea.