Disney es todo un universo de finales felices, pero lamentablemente las historias originales no siempre resultan tan atractivas al final. Un ejemplo de ello es La Sirenita. Este cuento de hadas se trata de uno de los más oscuros y sangrientos, pues en su versión original trata temas como el suicidio y el asesinato.
La historia original de 1837 de Hans Christian Andersen sigue a la criatura mítica de 14 años en su búsqueda para encontrar el amor verdadero. La sirena de cabellera roja huye de su vida en el mar en búsqueda de un príncipe, una trama que conocemos bien de la película animada. Pero la tortura por la que pasa para lograr esto no se parece a nada que vimos en la película de Disney.
Ariel visita a la Bruja del Mar, a quien conocemos como Úrsula, con quien hace un trato. La pequeña pelirroja cambia su hermosa voz y lengua por unas piernas. Aunque puede caminar sobre la tierra, cada paso que da se parece a un pinchazo con cuchillos afilados. Como el personaje de Hans Christian Andersen no tiene alma, solo sobrevivirá si se gana el afecto del príncipe. Sin embargo, a diferencia de la adaptación de Disney, la Sirenita falla en esta misión.
En la versión de Hans, en lugar de enamorarse de la sirena, el Príncipe se casa con otra mujer. Así que la bruja del mar le da a la sirenita un ultimátum, y le ofrece supervivencia a cambio de asesinar a su amado. Trato que la Sirenita acepta. Pero, cuando se acerca a la pareja de recién casados que yacen en su lecho matrimonial, no puede decidirse a matarlo y, en cambio, elige morir ella misma. Luego se disuelve por completo en espuma y a medida que su espíritu flota en el cielo, eventualmente gana un alma al realizar buenas acciones durante 300 años completos antes de ascender al cielo.
El destino de la Sirenita no fue la única trama oscura que apareció en el cuento del autor danés. En la novela, las criaturas marinas son todo menos inocentes. Tal es el caso de las hermanas del personaje principal. Estas sirenas se jactan de atraer a los marineros al agua, hasta su muerte ¿espeluznante, cierto? Pero eso no es todo. El Príncipe es otro personaje que no es muy familiar. El libro no solo lo describe siendo entretenido por esclavas en su palacio, sino que su afecto por la Sirenita es bastante siniestro. En un momento, incluso admite que la ama «como amaría a un niño pequeño«, lo que no es sorprendente dada la corta edad del personaje…