Dulce María Loynaz y Muñoz (1902-1997) fue poeta y narradora cubana cual primera obra forma parte del posmodernismo unilateral, del que es la forma más representativa de las drogas puristas. Las letras de Loynaz cautivan por la sencillez y espontaneidad, así como por el ritmo y musicalidad de sus versos, donde predomina el tema, a veces de preocupación y misterio motivado por el amor.
Dulce María Loynaz fue la hermana mayor de cuatro hermanos, quienes fueron concebidos bajo el mismo matrimonio, hija de María de las Mercedes y el general Enrique Loyna, dentro de la familia de Dulce no hubo formación literaria, salvo algunas obras de su padre, que escribió como aficionado.
Nació en el barrio cubano donde vivió la gran parte de su vida. Fue educada en casa bajo la supervisión y el cuidado de su padre. A pesar de ello, absorbió y capto profundamente una vasta cultura que nutriría toda su carrera literaria y quedaría reflejada todas sus palabras.
Se casó con su primo Enrique de Quesada en 1937. Sin embargo, el matrimonio fracasó y 7 años después se divorciaron. Luego en el año 1946 se casa con el periodista Pablo Álvarez, nativo de Canarias.
Es entonces cuando a partir de este momento emprende una serie de viajes que la llevarán por varios lugares de Sudamérica (Chile, Argentina, Uruguay y Brasil), y de 1947 a 1958, también por España, país con el que mantiene una fuerte relación.
En 1951 pasó a ser miembro correspondiente de la Academia Nacional de las Artes y las Letras, y fue homenajeada en Canarias, donde fue declarada miembro de la Academia Nacional de las Artes y las Letras. Un año después, Gabriela Mistral la propuso como pretendiente al Premio Nobel de Literatura.
En 1953, la Universidad de Salamanca le otorga en homenaje la Cátedra Fray Luis de León, y ese mismo año asiste al II Congreso de Poesía, presidido por Azorín como delegada. Dos años después, fue nombrada becaria de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo
Obras de Dulce María Loynaz
Los primeros trabajos de Dulce María Loynaz dieron a conocer en el diario La Nación a los 17 años: Invierno de almas y Vesperal; Otros textos aparecieron en esta publicación de 1920 a 1938. Un verano en Tenerife, (el libro de viajes), es el mejor libro escrito por el poeta. En su primer viaje a esta isla, se enamoró de ella y llegó a querer a España como su segunda tierra. Su trabajo también ha sido bien recibido en este país.
En su prosa, es sumamente importante destacar su obra Las creencias de la vida, libro autobiográfico que tiene como principal objetivo dar a conocer a su segundo marido, hasta entonces Pablo Álvarez de Cañas, imagen asociada a La Habana en su época. Además, también se encuentra entre sus obras más destacadas las siguientes:
- Versos (1950)
- Juegos de agua (1947)
- Poemas sin nombre (1953)
- Últimos días de una casa (1958)
- Finas redes (1993)
- La novia de Lázaro (1993)
- Poesía completa (1993)
- Melancolía de otoño (1997)
- La voz del silencio (2000)
- Jardín (1951)
- Un verano en Tenerife (1958)
- Yo fui (feliz) en Cuba (1993)
- Confesiones de Dulce María Loynaz (1993)
- Fe de vida (1994)
- Cartas que no se extraviaron (1997)
- La palabra en el aire (2000)