En una época en la que no resulta fåcil decir qué es el ser humano, la Sagrada Escritura viene en nuestra ayuda con su respuesta milenaria: todos hemos sido creados por Dios con la capacidad de conocer, amar y actuar a su imagen y semejanza. Por tanto, nuestro origen y nuestro destino tienen a Dios como protagonista.
Cada persona estĂĄ invitada a crecer continuamente a la luz de la Palabra de Dios, que es Cristo. Ăl, como Hijo amado, ha bajado a esta tierra para encontrarse con nuestra pobreza y desvalimiento, y mostrarnos la ternura compasiva y misericordiosa del Padre: esto es lo Ășnico que de verdad nos ayuda a avanzar hacia la plenitud.
Cuando la Palabra de Dios alcanza el corazĂłn de las personas, la fuerza del EspĂritu Santo las reĂșne en un mismo Pueblo, que tiene como tarea establecer relaciones de igualdad y fraternidad, y el compromiso de amar y servir a todos los seres humanos sin distinciĂłn.




