Salida de autopista

Comienzo de vacaciones. Con el agradable prólogo de los preparativos y la alegre expectación de la llegada al lugar elegido. Y el profundo suspiro de alivio con que se dejan atrás las jornadas sobrecargadas de trabajo, el tráfico agobiante de la ciudad, los problemas cotidianos… Vacaciones es igual a tiempo de alegría, y el inicio de las vacaciones es quizás el momento más feliz.

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Eso pensaba Grant al volante de su coche, acompañado de su mujer, joven y atractiva, y de su hija. Porque Grant, naturalmente, no podía sospechar ni temer lo que iba a ocurrir. Lo presintió cuando los vio acercarse, y una súbita tensión se apoderó de él. «Ellos» llegaban con sus potentes motos a toda velocidad. No le sirvió de nada apretar el acelerador. Alcanzaron el coche, arrojaron una lata de aceite sobre el parabrisas, el vehículo patinó, saliéndose de la autopista… Y el horror se desencadenó.

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Todo sucedió en pocos minutos. Grant cayó bajo los golpes de las cadenas y, al recobrar el conocimiento, se encontró solo con los cuerpos acuchillados de la esposa y de su hija. Solo con un dolor nuevo y lacerante que iba a cambiar el curso de su vida. Después de aquello, todo iba a ser diferente y terrible.

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Es esta una novela dura, de intenso clímax, que contiene pasajes de insoportable crueldad y que mantiene «in crescendo» la atención del lector. La violencia desatada, los procedimientos técnicos de la aplicación de la justicia, la vida en las penitenciarías, constituyen elementos que enmarcan la trama, dotándola de notable vigor y veracidad.