Las dos orillas de un sueño

En algún lugar de América, hacia 1570. Una ciudad de nueva planta en el fondo de un valle. La vida diaria de una sociedad -con sus dramas y pasiones- enfrascada en la tarea de reproducir o inventar modos de convivencia entre españoles, indios y mestizos. todo empieza en Sevilla y allí acaba, o parece que acaba. Sevilla -capital europea de las Américas- es lugar por donde muchos pasan y donde algunos vuelven. Aunque casi todo ocurre en las Indias españolas, en un país dominado por el calor húmedo del trópico, donde se alternan soles fulgurantes y mares de lluvia. en torno a la figura de un oidor de la Real Audiencia giran personajes de la sociedad colonial: el viejo conquistador, convertidor en regidor municipal; la hermosa regidora de fogoso pero contenido temperamento; el obispo, un santo varón sin pelo de tonto; un joven criollo, rico y seductor por oficio; dos frailes que son como la cara y la cruz; la sirvienta indígena, que sabe más por vieja que por india; un cacique abrumado por su cargo, pero seguro que sí mismo; un mestizo esquinado porque no encuentra su sitio; la sobrina del regidor, sensual y calculadora…
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nLa novela nos pinta un cuadro vivo y trepidante de la sociedad colonial hispana, con sus glorias y miserias. La realidad se entrevera -sin confundirse- con la ficción. Todo pudo ocurrir si es que no ocurrió mil veces.
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nLa acción se desarrolla en tres planos cruzados; uno, primario y universal, propio de la naturaleza humana; otro plano de pura ficción que ensarta a los personajes entre si a lo largo de una línea argumental no exenta de sorpresas; y un tercero que es respetuoso con la historia de manera que el lector -entretenido y deleitado- se va ilustrando sobre hechos que definieron una empresa, una sociedad y una época.