Los autores defienden que en un mercado global de máxima competitividad en el que conviven generaciones de trabajadores con muy diferentes bagajes profesionales, valores y habilidades, las empresas necesitan tratar a sus empleados como seres únicos para captar y retener a los mejores. Esto implica reemplazar las prácticas genéricas por estrategias diseñadas para las motivaciones, intereses, formas de aprendizaje y aspiraciones profesionales de cada trabajador.